top of page

A un año de la muerte de Galté el año 1966, en un artículo del diario El Mercurio – que formaba parte de los archivos del escritor Joaquín Edwards Bello- el periodista José Luis Recart describe una de sus sanaciones más documentada:

 

El joven médium entró a la habitación. Era un muchacho alto, muy delgado, de mirada bondadosa y aspecto inteligente. Se le atribuían milagrosas curaciones, y una decena de personas aseguraban deberle la vida. Sin embargo jamás había estudiado medicina. Su profesión era la de abogado, en la que recién había recibido su título. Apenas frisaba en los treinta años y era ya admirado por centenares de personas: diplomáticos, médicos, políticos, intelectuales. Se llamaba Jaime Galté.

El caso de la famila Valencia Avaria - Galté salva niña de 7 años

Fuente: El Mercurio, Domingo 11 de Septiembre de 1966, José Luis Recart

Esa noche había sido llamado por la familia Valencia Avaria, cuya hijita de siete años, María Graciela, se hallaba gravemente enferma. Médicos eminentes habían luchado por acertar con un diagnóstico y salvarle la vida. En los momentos en que don Luis Valencia Courbis, diputado conservador por Valparaíso, había solicitado la ayuda de Galté, la niña había empeorado mucho, tenía fiebre altísima, dolores agudos y ya casi no recibía alimentos. Fue don Julio Ortúzar quien introdujo al médium en el cuarto de la pequeña.

 

Toda la familia estaba allí, ansiosamente reunida, y habían preparado una mesa con papel y útiles de escribir. Asistían a la ‘consulta’ dos médicos de nota: los doctores Raimundo Labatut y Leonidas Corona.

 

Galté tomó asiento frente a la mesa. Entrecerró los ojos, relajó todos sus músculos y pareció ausentarse mentalmente. De pronto su rostro se contrajo, como experimentando una sensación dolorosa, y luego cayó en un trance profundo. Fue entonces que el lápiz que tenía cogido entre sus dedos comenzó a girar sobre el papel, en redondo, alrededor de un punto. En seguida algunas palabras fueron escritas rápida y nerviosamente. Decían: “Buenas noches. (Fdo) Dr Halfanne”.

 

Tras unos instantes de dolorosa expectación, el médium comenzó una escritura vertiginosa. La palabras eran unas pocas preguntas acerca de la alimentación de la niña, su temperatura, exámenes realizados, etc. Los parientes de María Graciela y los médicos presentes dieron pronta respuesta, en voz alta, a esas preguntas. Sin más preámbulos el joven, todavía profundamente dormido, escribió sin vacilación alguna el diagnóstico y tratamiento que transcribimos textualmente:

 

Lo que la niña tiene es una infección general de colis bacilus y un principio de meningitis . Hay que examinar las deyecciones y preparar de ellas una autovacuna. Debe revisarse también su dentadura, pues tiene focos infecciosos en los molares superiores izquierdos. Suminístresele vacunas anticoli 4 a 6 veces al día, del Instituto Massone. Suero glucosado con adrenalina dos veces al día. Hay que desinfectar cuidadosamente la boca y encías con miel de bórax y Lacteol líquido. Para su alimentación prefiero jugo de zanahorias, agua de avena con azúcar. Soxhel en abundancia y sopas de verduras que no contengan acelgas y tomates’.

 

Cuando concluyó de escribir, un familiar preguntó al médium si la niña se salvaría. La respuesta fue: ‘Si andan rápido, sí’.

 

-¿La volverá usted a ver?

-‘Sí. Dentro de dos días’.

 

Hecho esto, aún dormido y con los ojos cerrados el joven Galté se acercó al lecho de la enfermita y la examinó con detención, como lo hubiese hecho un médico avezado y con largos años de experiencia.

 

Minutos después, salido ya del trance, se marchó.

 

Los médicos, con el ceño fruncido, declararon que tanto el examen como el tratamiento prescrito eran perfectamente científicos.

 

Dos días más tarde el médium regresó y se repitió la escena anterior. Pero para entonces la paciente parecía más grave que nunca y ya se desesperaba de salvarle. La conclusión del invisible Halfanne, no obstante, asombró a todos: ‘La encuentro mucho mejor, aunque haya aumentado la irritación de las meninges. Por lo pronto no cambio nada. Autovacuna día por medio. Esto hará crisis en tres días más. Vivirá’.

 

Todo se cumplió exactamente como Galté había pronosticado. María Graciela tenía infección en los molares superiores izquierdos; sufría un principio de meningitis; entró en crisis a los tres días indicados; los medicamentos prescritos hicieron su efecto y comenzó a experimentar una mejoría notable. En pocas semanas quedó restablecida en forma perfecta.

 

De todo lo que antecede dan fe los médicos que asistieron a aquellas reuniones, doña Blanca Avaria de Valencia, la propia María Graciela y su hermano Luis Valencia Avaria, que en aquel tiempo tenía 14 años. Aquel niño, que durante la enfermedad de su hermanita llevó un diario muy detallado acerca de todos los sucesos (lo que hoy constituye un precioso documento de estudio), es ahora un alto funcionario del Senado de la República y distinguido miembro de la Academia Chilena de la Historia.

 

Del natural asombro exteriorizado por los médicos puede exceptuarse al Dr. Leonidas Corona, a quien el hecho no sorprendió como al resto, pues hacía muy poco ¡Jaime Galté había salvado la vida de su propia esposa!.

 

¿Como un hombre (casi un muchacho todavía) que nada sabía de medicina y cuya profesión lo alejaba de las ciencias puedo lograr hechos inexplicables?

 

Hasta hoy e sun misterio y presumiblemnete seguirá siéndolo.

bottom of page